Carmela Gross

Obras
Biografía
San Pablo, Brasil, 1946
 
            Carmela Gross es parte de una generación de artistas que iniciaron su carrera durante la dictadura militar brasileña y que se caracterizó por la experimentación formal, la acción colectiva y el intento de reconfigurar las dinámicas entre la producción artística y la vida cotidiana. Un período en el que las discusiones sobre las nuevas formas de producción artística, la aproximación del arte a la vida y la apropiación visual de elementos de la cultura de masas inauguraban una agenda. Su carrera como artista plástica y docente se extiende a lo largo de cinco décadas en las que se consolidó como artista multimedia, aunque siempre priorizó el dibujo como punto de partida y tuvo al espacio urbano como eje de reflexión expresando una permanente preocupación por la relación dialéctica entre la obra y el espacio, la obra y el público.
            Sus primeros trabajos estuvieron influenciados por el arte pop y el vocabulario visual de los niños, tal como se aprecia en la escultura Nuvens de 1967. Durante la década siguiente, su producción se centró en representaciones bidimensionales: dibujos, fotocopias, arte postal y sellos; de esta etapa (1978) es la serie Carimbos. En la década del 80, Gross creó pinturas y obras de video, aunque nunca abandonó el dibujo. A partir de mediados de la década del 90, las cuestiones relacionadas con la arquitectura y el paisaje urbano cobraron mayor relevancia en su producción. Ejemplo de esta búsqueda es la instalación Buracos, en la que Gross cavó hoyos en el suelo de un antiguo matadero municipal de San Pablo como parte de la exposición Arte cidade. En los 2000, los trabajos de la artista comenzaron a activar nuevas relaciones espaciales con la inclusión de la luz, como en Aurora (2003) y Escadas (2013). Al observar su proceso, somos testigos de una obra que se caracteriza por la diversidad formal y el uso de soportes y elementos diversos: tubos de luz fluorescente, telas, hormigón, metal, madera, grafito y papel.
            Su trabajo está atravesado por el lenguaje visual abigarrado y estimulante de las grandes urbes. Así, en la serie Islas la artista marca un territorio autónomo dentro del espacio de exhibición mediante la tensión y la elasticidad del material con el que están construidas. Gross logra un inventario que se vuelve posición política, voz de muchos, denuncia y lucha. El conjunto de operaciones que implican los estadios de creación de su obra, desde su concepción como proyecto (casi siempre en forma de dibujo) hasta su disposición final en el espacio, señalan un diálogo entre la pieza (su materialidad, el proceso de construcción) y los subtextos específicos de los emplazamientos (su historia, sus dinámicas socioculturales), y enfatizan el rol activo del espectador. ¿De qué está hecha una ciudad? Gross ofrece una respuesta: de capas, de momentos de la historia, de estímulos materiales e inmateriales, de luces y sombras.