Andreas Gursky

Obras
Biografía
Leipzig, Alemania – 1955
 
            Los paisajes urbanos panorámicos de gran formato son la marca personal del fotógrafo Andreas Gursky. Su forma de trabajar el color y el punto de vista, siempre a distancia y ligeramente elevado desde el frente, hacen que su obra sea rápidamente reconocible. Sus imágenes son a la vez monumentales y provocadoras, un modo de mostrar la transformación de un mundo contemporáneo en el que impera la velocidad de la tecnología, la globalización de la información y del consumo, y los movimientos migratorios masivos.
            Gursky nació en la vieja Alemania del Este, en la ciudad de Leipzig, pero, cuando tenía apenas dos años, su familia se trasladó a Alemania Occidental. Sus padres eran dueños de un estudio de fotografía comercial. Sin embargo, lejos de seguir un mandato familiar, el interés por desarrollar una carrera profesional como fotógrafo respondió a un recorrido más sinuoso. Entre 1978 y 1979 asistió a la escuela Folkwangschule en la ciudad de Essen, un lugar de formación para profesionales de la publicidad, la ilustración y, especialmente, el periodismo gráfico. Durante ese periodo trabajó como taxista y circula el mito de que llevaba siempre una cámara Leica en el auto para capturar paisajes o situaciones curiosas durante sus recorridos. Cuando terminó sus estudios, se mudó a la ciudad de Hamburgo en busca de un trabajo como periodista gráfico. Pero, al no encontrarlo, y alentado por un amigo, el fotógrafo y artista Thomas Struth, en 1980 comenzó a estudiar nuevamente. En esta oportunidad, eligió la prestigiosa Kunstakademie, una academia dedicada a las artes visuales.
            La expansión digital de inicios del siglo XXI tuvo una influencia impactante en el trabajo de Gursky. Fue en esa época que comenzó a utilizar tecnología digital para retocar y modificar sus imágenes. Rhein II (1999), una toma original del río Rin, que amplió y modificó digitalmente para unir diferentes segmentos del río, le permitió crear un paisaje completamente nuevo a partir de eliminar todos los edificios y personas que aparecían. Este trabajo lo consagró como uno de los fotógrafos que mejor capta las contradicciones del presente. La atención al detalle en cada sección de la composición inauguró un estilo. En su serie Pyongyang, desarrollada en Corea del Norte, documentó el Festival Arirang. Gursky fotografió los festejos a gran distancia, en un ángulo que le permitió plasmar a los 80.000 gimnastas que representaban las coreografías milimétricamente pautadas en honor al difunto fundador de Corea del Norte, Kim Il Sung. La imagen convierte un espectáculo móvil en una suerte de tapiz colorido y de gestos congelados.
            Con su uso descarado de las tecnologías digitales, Gursky redefinió la fotografía para una nueva generación de artistas. Sus estrategias únicas producen imágenes dramáticas que oscilan entre la representación y la abstracción, un efecto que ubica al espectador como testigo de un mundo que lo impacta al tiempo que lo paraliza.