Henri Cartier-Bresson

Obras
Biografía
Francia,1908-2004
 
            Cartier-Bresson nació en 1908 en París en el seno de una familia acomodada y desarrolló desde temprana edad un interés profundo por capturar el mundo que le rodeaba. Criado en un entorno artístico, su tío Louis lo introdujo en la pintura, una pasión que persistió a pesar de las circunstancias adversas tras la muerte de su tío durante la Primera Guerra Mundial. La bulliciosa escena artística surrealista de París en los años 20 dejó una marca indeleble en el artista, aunque no encontró plena satisfacción en sus pinturas y destruyó la mayoría, esta fase influenció decisivamente su enfoque fotográfico futuro: la captura de la esencia del momento.
            Un giro inesperado ocurrió en 1929 cuando, durante su servicio militar, fue arrestado por cazar sin licencia. Este episodio llevó a un encuentro crucial con Harry Crosby, un escritor bohemio que compartía su interés por la fotografía. Crosby le proporcionó su primera cámara y algunas lecciones, este evento marcó la transición de Cartier-Bresson de la pintura al mundo de la fotografía. El año 1931 vio a Cartier-Bresson embarcarse en un viaje transformador a Costa de Marfil. Su experiencia como cazador en África le enseñó a moverse con discreción, habilidad que aplicaría más tarde en su trabajo fotográfico. A lo largo de los siguientes 40 años, Cartier-Bresson dedicó su vida a la fotografía, empleando su fiel cámara Leica para inmortalizar los momentos decisivos. Su enfoque innovador se evidenció en su primer fotorreportaje exitoso en 1937, documentando la coronación de Jorge VI de Inglaterra con un énfasis único en la multitud vitoreando, en lugar de centrarse en la figura del monarca.
            Reconocido como el pionero del fotorreportaje, Cartier-Bresson viajó por el mundo, siendo testigo de eventos históricos como la Guerra Civil Española, la muerte de Gandhi y el triunfo de Mao Tse-Tung. Su compromiso y audacia siempre estuvieron impregnados de arte y estética. Con una vida que se prolongó hasta los 96 años, Cartier-Bresson dejó un legado de imágenes que capturan tanto los momentos históricos como las pequeñas sutilezas de la vida, demostrando su maestría y sensibilidad en ambos aspectos. Su contribución al mundo de la fotografía y el arte sigue siendo reverenciada, y el apodo "ojo del siglo" resuena como un testimonio de su aguda visión y la habilidad única de inmortalizar la esencia de cada instante.