Saul Leiter
Saul Leiter cautivó al mundo con su singular enfoque de la fotografía. Aunque estudió pintura en el Pratt Institute de Brooklyn, pronto se enamoró de la fotografía y se trasladó a Nueva York para explorar su pasión. Fue ahí donde conoció a Richard Pousette-Dart, el pintor expresionista abstracto que recientemente había comenzado a explorar la fotografía. Pousette-Dart le presentó a W. Eugene Smith, el fotoperiodista que lo animó a dedicarse a la fotografía como medio, junto con su pintura. Smith le presentaría más tarde a otros fotógrafos callejeros influyentes, incluidos Robert Frank, William Klein y Diane Arbus, miembros del movimiento al que muchas veces se referencia como la Escuela de Fotografía de Nueva York.
Leiter inicialmente trabajó predominantemente en monocromo, realizando tanto street photography como retratos, pero fue uno de los primeros en adoptar el color. Las calles que rodean su casa en Manhattan fueron, casi exclusivamente, el tema de su obra personal. Es por estas imágenes por las que es más conocido, y donde quizás su interés por la pintura y lo abstracto sea más evidente; con frecuencia disparaba a través de las ventanas, superficies filtradas por la lluvia, el vapor o reflejos débiles. Utilizó sombras, ángulos inusuales y, con frecuencia, un teleobjetivo, para lograr la compresión, un contraste con el estilo de gran angular que solían preferir los fotógrafos callejeros.
A lo largo de su carrera, Leiter también incursionó en la fotografía de moda, colaborando con revistas icónicas como Harper's Bazaar y Vogue. Su estilo poco convencional añadió una nueva dimensión a la industria de la moda, desafiando las normas establecidas y mostrando una visión fresca y auténtica. Aunque su trabajo fue reconocido más tarde en su vida, el legado de Saul Leiter sigue inspirando a artistas y fotógrafos de todo el mundo. Su habilidad para encontrar la belleza en lo cotidiano y su enfoque único de la fotografía lo convierten en una figura destacada en la historia del arte visual del siglo XX.