Julie Curtiss

Obras
Biografía

París, Francia, 1982


"En mis imágenes, disfruto de la complementariedad del humor y la oscuridad, lo siniestro y lo mundano, formas grotescas y colores vivos"

Entrevista en la revista Artsy, 2019.

 

            Como muchos de los artistas nacidos en las ultimas décadas, Julie Curtiss se inició en el mundo del arte con una sobreexposición de estímulos. Nacida en Francia en 1982, estudia en la escuela de Bellas Artes de París y se muda durante un breve tiempo a Chicago para continuar con su formación. Ahí se encuentra comparada de manera frecuente con la artista Christina Ramberg (pintora estadounidense de fines de los años 60), debido a que comparten un claro eje de trabajo en torno al cuerpo femenino y una estética surrealista. 

            Al finalizar sus estudios en el Art Institute de Chicago, viaja a Japón en donde, influenciada por el manga y los comics, su obra se vuelve más gráfica. Un año más tarde, Curtiss se muda a Nueva York con su marido, y comienza a trabajar para el artista Jeff Koons, una experiencia que, según las propias palabras de Curtiss, no puede describir como fructífera. Poco después, pasa a trabajar para el taller del artista conocido como KAWS, con quien desarrolla una verdadera conexión personal y laboral en un momento en el que la carrera de KAWS se encuentra en un ascenso sin precedentes. La exigencia y precisión que este trabajo le demanda hace que Curtiss perfeccione sus habilidades técnicas aún más y descubra nuevos elementos para incorporar a su propia obra. 

            Así, sus pinturas comienzan a desplegarse no solo en sus aspectos técnicos, sino también conceptuales. Curtiss se propone reelaborar distintos arquetipos femeninos desde el surrealismo, muchas veces de manera siniestra. A partir de estereotipos como uñas largas, vestidos ajustados, sombreros de ala ancha o enormes gafas de sol, Curtiss presenta personajes de la vida cotidiana y los explora por medio de detalles deconstruidos y fragmentados, cargados de erotismo y misterio.  

             La presencia de cabellos muy largos es otro de sus rasgos más distintivos, cabellos que a veces se transmutan, o guardan reminiscencias de ciertas partes íntimas del cuerpo, o simplemente funcionan como marca que define a los personajes, generalmente de espalda, como mujeres. Sin embargo, la ambigüedad es uno de los fuertes de sus obras. Curtiss nos pone entre la espada y la pared y propone que nos cuestionemos nuestras propias ideas de hegemonía, tipificación y símbolos de estatus. De esta manera, sitúa a la cultura y al consumo como cuestiones centrales para definir (o no) a la femineidad y la relación con nuestro cuerpo con una estética cinematográfica y onírica, pero que siempre remite a la cotidianidad. 

            El ascenso de su popularidad en los últimos años ha sido explosivo, con ventas en subastas que multiplicaron varias veces su valor inicial. Ha participado de exhibiciones y residencias de arte en países como México, Italia, Corea, Grecia, entre otros. Actualmente, Curtiss es representada por Anton Kern Gallery en Estados Unidos y por la galería White Cube en Europa.