Fernando Ortega

Obras
Biografía

Ciudad de México, México, 1971 

 

           Los procesos creativos de Fernando Ortega parten de la vida diaria. A través de la instalación, la performance y el sonido, modifica espacios, escenifica acciones y trabaja con materiales tan disímiles como telarañas y grúas de construcción. Sus proyectos transcurren en espacios comunes, donde lo mundano y lo olvidado -esas cosas cotidianas que pasan a segundo plano y no se miran- ocupan un lugar central. 

           Ortega maneja la sutileza de la poética, pero también la irrupción de lo inesperado. Sus piezas adquieren múltiples formas porque las expone a las variables del entorno: “Hacer arte es una exploración de mis propias dudas y curiosidades sobre los misterios que encuentro en el mundo”, explica a la Galería mexicana Kurimanzutto. 

           Su trabajo fue ampliamente reconocido en la Bienal de Venecia de 2003 cuando presentó Untitled (Fly Electrocutor Device). Una obra basada en las circunstancias: había que esperar que algo pasara. Instaló un aparato en el techo que electrocutaba a   cada insecto que se posaba en él, provocando un cortocircuito general que sumergía al lugar en la oscuridad. Sin luz las obras no podían apreciarse como debían.

           Ortega sorprende en cada trabajo que realiza, mezclando el humor y el ingenio, tal es el caso de la obra N. Clavipes conoce a S. Erard, (2008), donde reúne a la araña Nephila Clavipes con Sébastien Erhard, el primer fabricante francés de pianos a gran escala. La araña venenosa y agresiva, que teje una tela que puede alcanzar hasta un metro de ancho, es la protagonista de esta instalación junto al fabricante de los pianos que usaron Beethoven, Chopin y Fauré. La obra se compone con un arpa del siglo XVIII, a la que Ortega le quitó las cuerdas y convirtió en un lienzo sonoro, sobre el que la araña tejió sus propias cuerdas. Las fotografías documentan el viaje del insecto, moviéndose desde el hombro, a la curva armónica, de ahí a la corona y a las clavijas de afinación, y finalmente llegando al núcleo del instrumento. El conjunto de imágenes conecta un objeto antiguo y un enfoque sistemático de la composición musical con una idea de cómo funciona el sonido en el mundo natural.

           Con una gran sencillez, Fernando Ortega logra trastocar el orden natural de las cosas. Experiencias que, si bien son realizadas a través de elementos comunes y utilizados a diario, logran salirse de lo esperado mediante combinaciones poco comunes que despiertan en los espectadores nuevas formas de percepción de lo conocido. Se trata de situaciones efímeras que mezclan un gran trabajo intelectual y dan como resultado experiencias sensoriales únicas.