Teresa Margolles

Culiacán, Sinaloa, México, 1963

            El trabajo de Teresa Margolles examina las causas y consecuencias sociales de la violencia. Para ella, las morgues reflejan la sociedad, y enfoca su obra en el estudio de estos espacios en México, su país natal, en donde los crímenes relacionados con las drogas, la pobreza, las crisis políticas –y la ineficaz respuesta del Gobierno ante todo lo anterior– ha matado a miles de personas. Margolles se desenvuelve con un lenguaje único, que busca dar visibilidad a los olvidados del sistema, a las víctimas de los ‘daños colaterales’ de los conflictos. Desde la fotografía, la instalación, la performance, la escultura y la pintura, su obra va de lo inmaterial y etéreo a lo monumental y grotesco.

            Su obra se ha exhibido recientemente en Austria, Bélgica, Chile, Colombia, Holanda, Italia, Canadá y Estados Unidos. Ha recibido numerosos reconocimientos, incluido el premio Artes Mundi y el Premio Príncipe Claus de Cultura y Desarrollo en 2012. Margolles recibió, en 2019, una mención especial del jurado por su obra ¿De qué más podríamos hablar?, en la 58a Bienal de Venecia, una intervención sutil en el espacio en la que buscaba llamar la atención de los asistentes con telas impregnadas de sangre, vidrios incrustados de joyas iguales a las de criminales, entre otras instalaciones que insistían en una reflexión sobre los territorios heridos de muerte.

            El hilo conductor que sostiene sus piezas, sin embargo, se construye más allá de su vínculo con la noción de la muerte, se desenvuelve también en la capacidad de llevar el arte al límite de cualquier planteo ético. Su trabajo es político porque logra confrontar al espectador con una realidad que nunca será correcta y que tensa hasta el extremo valores universales y normativas jurídicas o morales que se asumen como esenciales. Margolles busca recordarnos que, sin importar el mando político, el mundo se enfrenta a una interminable violencia que va en ascenso. Deja en carne viva la normalización de los secuestros, las masacres, los colgados, los feminicidios, los asesinatos que quedan impunes, la degradación de ciudades enteras y, en general, la violencia que entraña la vida en sociedad.