Jorge Macchi
Buenos Aires, Argentina, 1963
Desde sus primeras exposiciones a finales de la década de los ochenta hasta el presente, la obra de Jorge Macchi ha logrado desarrollar una sintaxis propia. Formado en la Escuela Nacional de Bellas Artes, sus trabajos combinan las estrategias múltiples del conceptualismo con una imaginación atenta a detalles insospechadamente significativos de la realidad. Su trabajo ha poblado salas de museos, galerías y bienales internacionales de accidentes mínimos, paradojas formales, operaciones del azar, referencias musicales, juegos de ilusión que enrarecen los límites entre lo real y la ficción, entre el pasado y el presente. Sus obras se despliegan en un muy amplio abanico de soportes que van desde video y la fotografía, hasta la instalación visual y sonora, pasando por la acuarela, la pintura y el dibujo. Lejos de las modulaciones más sentimentales de la poética conceptual de los noventa, Macchi trabaja con la concentración y la ductilidad de quien opera un laboratorio sensible, de quien lleva adelante un proyecto artístico centrado en una investigación sistemática del modo en que funciona la mirada.
En este sentido, la búsqueda del artista apunta a un terreno despersonalizado pero común de emociones, recuerdos e imágenes, cuya distorsión, a veces imperceptible, permite al mismo tiempo la identificación y la sorpresa. Paredes transparentes que en lugar de bloquear exhiben, ladrillos graduados cromáticamente que generan la sensación de profundidad, dos vidrios hechos esquirlas de manera idéntica, juegos de luces solidificados en el espacio, escenarios ficticios producidos por un teatro de sombras accidental, collage fragmentados, cada operación del artista conlleva una paradoja, un truco, un efecto óptico, un modo de convocar lo invisible o lo inmaterial. En este territorio, evidentemente borgeano, conviven sensaciones o conceptos contradictorios, radicados en una cotidianidad extrañada que insiste en traducir lo intraducible: el silencio, la ausencia, el reflejo. Como si, por debajo de sus trabajos, aflorara un pequeño compendio de sabiduría que reza que las cosas que nos rodean están hechas de vacío.
