Voluspa Jarpa

Obras
Biografía

Rancagua, Chile, 1971

           

        Nacida en Rancagua, ciudad ubicada al sur de Santiago en Chile, Voluspa Jarpa ha trabajado permanentemente atendiendo en particular a las condiciones inmediatas de su producción, como si se guiara por la frase del escritor ruso Tolstói: “Pinta tu aldea y serás universal”. De hecho, su primer trabajo, en colaboración con Natalia Babarovic, fue el mural El sitio de Rancagua ubicado en el hall de la estación de trenes de su ciudad natal en el que con un realismo contundente se recuperaba una escena histórica. Desde aquel trabajo inicial hasta sus últimos proyectos, que la han llevado a representar al pabellón chileno en la Bienal de Venecia (2019), la artista ha desarrollado una investigación orientada a descubrir el modo en que las heridas de las historias locales insisten en el presente bajo la forma de un malestar difuso que es necesario desentrañar.

        En efecto, Altered Views, el proyecto presentado en la Bienal, desplegaba una intensa búsqueda en una instalación a partir de la cual reponía las concepciones europeas sobre raza, género y organización del poder, que distorsionan la mirada sobre lo no-europeo. Tanto su trabajo con el archivo y la memoria pública y personal, como sus intervenciones urbanas se entienden como una indagación de los puntos ciegos de la modernidad, visibles en las desigualdades e injusticias que se revelan con más nitidez en las regiones periféricas, en las trayectorias de los sujetos subalternizados, en los cuerpos de las mujeres domesticadas por la óptica masculina.

        En este sentido, su trabajo permanente de descolonización de la perspectiva necesita para consumarse de un trabajo de fragmentación y montaje que la artista ha realizado desde su formación como pintora. Sus trabajos siempre ponen en evidencia la naturaleza conceptual del medio a través de una elaboración meditada de las variantes de color y composición, hasta llegar a una experimentación formal más directa sobre los soportes implementados. Con el uso de banderas o frazadas llevó a la pintura a dialogar con los objetos y el espacio, desplegando sus obras en distintos planos y materialidades. En ese tránsito, las inquietudes políticas y filosóficas que atraviesan su trabajo se volvieron más elocuentes: el paisaje, el cuerpo, la historia como escenarios de un trauma que no cede al paso firme de los hechos y en el cual el arte puede, sino sanar, sí mantenernos en alerta.

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