Rodolfo Marqués
Buenos Aires, Argentina, 1982
La producción artística de Rodolfo Marqués transita un extenso abanico de tópicos, siempre guiado por el propósito de indagar la naturaleza y dinámica de determinados fenómenos sociales y culturales. Así, la emergencia de la cultura gamer, las formas distópicas de ocupar y construir el espacio, los dispositivos sonoros y la cultura impresa del pasado y del presente, conforman un número de temas que convergen, se mezclan y se alimentan recíprocamente para producir esa peculiar máquina de significaciones desviadas que es la obra del artista. Ya sea mediante pinturas, esculturas, instalaciones o publicaciones, el artista desarrolló una personalidad estética comprometida con “hackear”, poner en trance e interrumpir los tendidos del sentido común contemporáneo.
Formado en la Universidad Nacional de las Artes de Argentina y seleccionado en numerosas residencias y premios locales e internacionales, Marques convirtió a su producción en una colección de artefactos y panfletos singulares. Dominado por una ética de la invención, el artista ha llevado adelante una serie de exhibiciones en las que la sala parece reproducir el ámbito del taller-laboratorio, un espacio poblado de dispositivos cuyo funcionamiento resulta absolutamente misterioso, rodeado de pinturas y dibujos proyectuales sobre soportes como cartón, paneles de madera terciada, placas de yeso, soportes de metal galvanizado, marquetería. En ellos parecen postularse escenas que proceden de una imaginación teñida por el impacto de la técnica y la industria, puesta al servicio de pensar universos extrañados.
En paralelo, también ha desarrollado un trabajo como escritor y panfletista. Escribió y editó textos que revisan asuntos de teórica estética y política contemporánea, pero también que intervienen sobre espacios y episodios de la historia argentina. Este interés por las prácticas editoriales es evidente en la formación de la N. B. A. (Nueva Bibliofilia Argentina), de la que es miembro fundador. Su trabajo, en suma, se asemeja al de los utopistas renacentistas, que mediante una mezcla de habilidades e intereses, conjeturan un mundo en el que es posible sondear y proyectar formas de vida alternativas y en cuyo negativo no podemos sino volver a ver el derrumbe de los modos contemporáneos de existencia.