En el 2006, la artista Teresa Margolles viaja a Guadalajara, México, y realiza una serie de intervenciones llamadas “Mensajes póstumos”, en donde escribe testimonios en las marquesinas de antiguos cines...
En el 2006, la artista Teresa Margolles viaja a Guadalajara, México, y realiza una serie de intervenciones llamadas “Mensajes póstumos”, en donde escribe testimonios en las marquesinas de antiguos cines y teatros abandonados. Estos mensajes son notas suicidas reales y anónimas, recolectadas por la artista luego de una extensa investigación. La única información que se sabe sobre quién las escribió es la edad: “Por la constante represión que recibo de mi familia. 19 años”; “La maté porque me engañaba, me decían mis amigos. 39 años.” Estos mensajes privados, íntimos, exhibidos públicamente en donde deberían ir los títulos de los espectáculos de un teatro quedan registrados fotográficamente, atravesando tiempo y espacio. La obra causó un gran revuelo social y el malestar de los vecinos, quienes exigieron que los mensajes fueran quitados, aludiendo a que eran aberraciones y una violación a la privacidad. Margolles, sin embargo, explora en la exposición de esos mundos íntimos la violencia que ejerce el sistema sobre el cuerpo y da voz en primera persona a sus víctimas.
In 2006, artist Teresa Margolles traveled to Guadalajara, Mexico and made a series of interventions, called “Posthumous Messages”, where she writes messages on the marquees of old, abandoned cinemas and theaters. These messages are real, anonymous suicide notes, collected by the artist after extensive research. The only information known about who wrote them is their age: “Por la constante represión que recibo de mi familia. 19 años” [“Because of the constant repression I receive from my family. 19 years old”]; “La maté porque me engañaba, me decían mis amigos. 39 años” [“I killed her because she cheated on me, my friends used to tell me. 39 years old”]. These private, intimate messages, publicly displayed where the titles of the shows in a theater should be, are forever photographically recorded, crossing time and space. The work caused a great social uproar and uneasiness among neighbors, who demanded the messages be removed, claiming they were aberrations and a violation of privacy. Margolles, however, explores the violence exercised by the system on the body.