Juan Pablo Renzi

Obras
Biografía

Casilda, Argentina, 1940 - Buenos Aires, Argentina, 1992

           “La pintura refleja siempre el pensamiento del que pinta”, decía Renzi, y usaba ese lenguaje para provocar y romper con las convenciones del momento. Su recorrido es amplio y cambiante, desde la experimentación conceptual y política de los años ´60 hasta la minuciosidad del realismo de objetos y el juego entre plástica y poesía al final de su vida: su obra fue su forma de estar en acción en el mundo.

           Su interés por la pintura llegó temprano, cuando quiso recuperar el oficio que habían desarrollado su abuelo y su bisabuelo. Pero de grande reconoció que su primer contacto con “la verdadera pintura” ocurrió a los quince años de la mano del pintor anarquista Gustavo Crochet en Pergamino, su ciudad natal. Mientras exploraba esta disciplina, también estudiaba Bioquímica en la Universidad Nacional de Rosario, carrera que abandonó para formarse en el taller de Juan Grela donde estableció relaciones con la vanguardia rosarina. 

           La relación entre pensamiento y estética de la década del ´60 es un momento clave en donde  la reflexión ideológica se vuelve  materia creativa. La obra Paisaje con gran Nube (1966) no solo rompe el encuadre habitual -los bastidores se expanden y el vapor de agua se desborda-, sino que también se corre del modelo clásico de exposición de pintura en caballete para acompañar el surgimiento del cuadro-objeto. Los cruces entre innovación estética y transformación política son sin duda su contexto, pero en Renzi son, además, el tema y el sustrato de la obra. 

           Su participación en la experiencia de Tucumán Arde (1968) es la condensación de una preocupación vital: la crítica a los medios de comunicación, al régimen represivo, al arte convencional expuesto en galerías y museos, y a la búsqueda de espacios heterodoxos, materiales no plásticos y nuevos soportes como la performance, las instalaciones y el panfleto. Esos elementos, sin la intensidad de la época, continúan latentes y emergen de modos inesperados en su trabajo posterior.

           La declinación vanguardista de los ´60 lo aleja de la pintura por casi una década, un tiempo que él llama de “abstinencia”. Pero Renzi regresa a la plástica a finales de la década del ´70 con un realismo conceptual de personajes y objetos mundanos. Lo cotidiano, sin embargo, no es una apología ingenua de lo microscópico, sino un efecto de enrarecimiento de lo real que juega con la luz, el color y los recursos fotográficos con una vocación política que nunca se agota. Ese mismo gesto provocador se regenera en la serie de “estrellas e instrumentos para estrellar” de la década del ´80, donde enreda las formas geométricas de las estrellas y los martillos del imaginario simbólico de la izquierda y explora las derivas del arte político.

           En sus últimas obras, incorpora el texto, la tipografías y la señalética urbana. Es el retorno de la calle: el diseño, el rock y la palabra escrita se amalgaman desbordando los límites de lo plástico en una nueva provocación al sentido común dominante. La conexión entre creación, concepto y pensamiento se reactualiza en una mirada que dialoga con lo contemporáneo: “nada de lo que se coloca en un cuadro es inocente, todo está puesto para ser interpretado”.

 

Blog